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Toledo 1DÍA

Toledo

Un día en Toledo siempre sabe a poco. La famosa “ciudad de las tres culturas” nos espera muy cerca de la capital de España, a escasos 70 kilómetros de Madrid. Su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es apasionante, entre otros motivos, porque conserva tal cual el trazado que tenía en la Edad Media. El recorrido por sus estrechas calles nos descubrirá un conjunto monumental increíble y muy vivo, tanto por dentro como por fuera.


Toledo es una de las ciudades españolas con mayor riqueza monumental. Conocida como “ciudad de las tres culturas”, debido a la convivencia durante siglos de cristianos, árabes y judíos, Toledo conserva tras sus murallas un legado artístico y cultural en forma de iglesias, palacios, fortalezas, mezquitas y sinagogas. Esta gran diversidad de estilos artísticos convierte el casco antiguo de la capital de Castilla - La Mancha en un auténtico museo al aire libre, hecho que ha permitido su declaración como Patrimonio de la Humanidad.


Toledo es, además, una ciudad ligada a hondas tradiciones populares, como lo demuestra cada año la procesión del Santísimo Corpus Christi, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional. La ciudad de Toledo tiene su antecedente en Toletum, nombre que los romanos dieron a este asentamiento a orillas del río Tajo tras su conquista en el 190 a. C. La ciudad mantuvo su importancia durante siglos y, en época visigoda, llegó a convertirse en capital de Hispania (s. VI). La llegada de los árabes en el siglo VIII, unida a la presencia de cristianos y judíos, hizo de Toledo la “ciudad de las tres culturas”. Fue ésta una de las épocas de mayor esplendor de Toledo, ya que, entre otros hechos destacables, se fundó la célebre Escuela de Traductores de Toledo. Posteriormente, con la subida al trono de Carlos V en 1519, la ciudad se convertiría en capital imperial.
La convivencia durante siglos de cristianos, árabes y judíos ha quedado reflejado en forma de un gran legado artístico y cultural. El laberinto de calles que conforma el casco histórico de Toledo está únicamente limitado por murallas en las que se fueron abriendo innumerables puertas. La puerta de Bisagra, presidida por dos cuerpos y un gran escudo imperial, constituye el principal acceso a la ciudad intramuros. Esta señorial puerta de origen musulmán consta de un patio central y fue remodelada bajo el reinado de Carlos I. La puerta de Alfonso VI o puerta Vieja de Bisagra, construida en el 838, es uno de los más fieles reflejos de arte musulmán en la ciudad. En el siglo XIII fue levantada la puerta del Sol, de estilo mudéjar y que contiene los restos de un sarcófago paleocristiano.
Desde estas y otras entradas se accede a pintorescos lugares como la plaza de Zocodover. En época árabe, este céntrico espacio albergaba un importante mercado, y en él se celebraban fiestas y todo tipo de actos sociales. Actualmente, la plaza, rodeada de edificios con soportales, continúa siendo uno de los lugares más concurridos de la ciudad. Sinagogas, mezquitas e iglesias se abren al paso en las estrechas calles toledanas, caracterizadas por la mezcla de estilos artísticos. La Mezquita del Cristo de la Luz, anterior a la reconquista cristiana, fue erigida en el año 999 a semejanza de la Mezquita de Córdoba. Se trata de una singular edificación de planta cuadrada cubierta por nueve bóvedas califales. Al conjunto le fue añadido en el siglo XII una cabecera de estilo románico-mudéjar.
Entierro del Conde de Orgaz. Toledo

De los mozárabes (cristianos que vivían durante el reino musulmán) son buenos ejemplos las iglesias de San Sebastián y Santa Eulalia, mientras que los mudéjares dejaron en Toledo un estilo con ricas decoraciones árabes. Arcos de herradura, ventanas lobuladas y otros elementos arquitectónicos se pueden apreciar en varias edificaciones toledanas. Santiago del Arrabal es uno de los mejores ejemplos que este estilo posee en la ciudad, lo que ha propiciado el que esta iglesia sea conocida también como la Catedral del Mudéjar. El origen de su construcción es incierto, aunque probablemente fue en época del rey Alfonso VI cuando se edificó este templo aprovechando una antigua mezquita. De su primitiva estructura, sobresale una torre que recuerda a un alminar musulmán.
En el mismo estilo mudéjar se puede visitar la iglesia de Santo Tomé, famosa por acoger en su interior el famoso cuadro de El Greco titulado “El entierro del Conde de Orgaz”. Una torre mudéjar del siglo XIV se levanta sobre el resto de la construcción, que data del siglo XII y que cuenta con elementos visigodos en su fachada principal.Si hay un nombre propio que define a Toledo es, precisamente, El Greco (s. XVI-XVII). Su Casa-Museo, palacio ambientado en la época, expone algunas de las mejores obras de este pintor que dio fama mundial a la ciudad. Aún se conservan en la ciudad vestigios de la comunidad hebrea en las sinagogas de Santa María la Blanca o la del Tránsito.
La primera de ellas, erigida posiblemente en el siglo XII, es también una buena muestra del arte mudéjar toledano. Posee cinco naves de alturas decrecientes, así como los característicos atauriques y arcos de herradura. Por su parte, en la sinagoga del Tránsito, construida en 1357, se puede admirar uno de los mejores artesonados mudéjares de todos los que se conservan en Toledo y unos muros ricamente decorados con atauriques e inscripciones hebreas. En la actualidad, este templo judío alberga el Museo Sefardí, en el que se expone una interesante colección de piezas de arte, así como diversos objetos utilizados para la celebración de sus cultos. Uno de los edificios más destacados de la ciudad es la Catedral, considerada una de las cumbres del arte gótico. La construcción de este monumental edificio, de planta basilical con cinco naves, comenzó en el año 1226, aunque su conclusión no se produciría hasta finales del siglo XV. Ello queda reflejado en la gran superposición de estilos que se da en el edificio y en el alto número de artistas de renombre que dejaron su impronta en el templo: desde Pedro Berruguete, pasando por Enrique Egás, Petrus Petri o Juan Guas. De su fachada principal destaca la portada, compuesta por tres puertas: la del Infierno, la del Perdón y la del Juicio. El exterior queda rematado por las dos torres catedralicias, una de ellas de estilo gótico-flamígero y la otra gótico-renacentista. Del interior sobresale la sillería del coro, ubicada en la nave central del edificio.
También destaca el hermoso retablo tardogótico de la capilla mayor, así como las numerosas capillas menores, como la de San Ildefonso o la del Sagrario, donde se aloja la Custodia Procesional de Arfe. Se trata de una monumental pieza de orfebrería decorada con 260 imágenes y realizada en plata con baño dorado por Enrique de Arfe entre 1517 y 1524. El tesoro, de unos 2,5 metros de altura y más de 160 kilos de peso, es el auténtico protagonista de la procesión del Santísimo Corpus Christi, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional.Por su parte, el Museo Catedralicio alberga una rica colección de obras de pintores como Goya, El Greco, Lucas Jordán o Van Dick. Góticos también son el puente de San Martín, que fue levantado en el siglo XIII con sus dos características torres defensivas, y el Monasterio de San Juan de los Reyes. Este soberbio ejemplo del gótico flamígero fue una de las obras maestras de Juan Guas, quien llevó a cabo el proyecto por encargo de los Reyes Católicos. La construcción, de estilo gótico flamígero, cuenta con una iglesia que sobresale por su gran ornamentación, así como por su claustro, de gran valor escultórico.
Plaza de Zocodover. Toledo

La huella renacentista en Toledo es apreciable en el Hospital de Tavera, convertido en un museo que atesora cuadros de El Greco, Ribera o Tiziano, entre otros. En la construcción de este edificio participaron importantes arquitectos de la época, como Covarrubias, Berruguete y Bustamante. Destaca en el interior su patio, el sepulcro del cardenal Tavera, obra de Berruguete, y la botica, que mantiene su apariencia original. De estilo barroco son los palacios de Lorenzana, sede de la Universidad, y Fuensalida. Por su parte, el Alcázar, de origen medieval, preside toda la ciudad con su imponente imagen y contiene un museo militar y una de las bibliotecas públicas más grandes de España. Fue en tiempos residencia imperial, aunque la actual construcción fue posterior a la obra llevada a cabo por Covarrubias y Herrera por encargo del rey Carlos I. Tras sus recios muros se esconde un gran patio central y la escalera imperial. Mientras, desde su fachada sur, la más antigua que se conserva, posee un mirador que permite contemplar una bella panorámica del río Tajo y de los alrededores de la ciudad.

Gastronomía, fiestas y alrededores.


La gastronomía toledana cuenta con diversas especialidades basadas en productos de la caza, como la perdiz estofada, la codorniz a la toledana o el venado (ciervo) con setas. Con el resto de provincias manchegas comparte el pisto (a base de pimiento, tomate y cebolla), la sopa castellana o las migas. Como colofón, el célebre queso manchego y el mazapán (pasta de almendras molidas y azúcar). Estos platos pueden ser acompañados con los vinos de La Mancha y Méntrida, ambos con Denominación de Origen.


La fecha más importante del calendario toledano es el Corpus Christi, que se celebra nueve semanas después de la Semana Santa. Esta fiesta, que cuenta con siglos de tradición y que ha sido declarada de Interés Turístico Internacional, tiene su momento cumbre en una multitudinaria y colorida procesión que recorre el centro histórico de la capital manchega. Existen muchas posibilidades de alojamiento en la ciudad, aunque es aconsejable reservar con suficiente antelación en cualquier época del año. Una de las mejores opciones pasa por el Parador de Toledo, situado en el vecino Cerro del Emperador y desde el que se obtiene una privilegiada panorámica de la ciudad. Otras interesantes poblaciones de la provincia toledana son Talavera de la Reina, con su Colegiata de Santa María la Mayor; Ocaña, con su iglesia gótico-mudéjar de San Juan Bautista; Guadamur, con un hermoso castillo; y Oropesa, en cuyo castillo palacio del siglo XIV se ubica el Parador de Turismo de la localidad. Al sur de la provincia, a los pies de los Montes de Toledo, se encuentra el Parque Nacional de Cabañeros, espacio protegido que combina bosque mediterráneo en las montañas y pastos en las extensas llanuras.